
En febrero de 2010 el baloncesto vivía uno de los momentos más duros en Irlanda. La gran deuda que arrastraba la federación debido a la grave crisis financiera, les obligó a tomar una durísima decisión, la de desactivar a sus equipos senior, femenino y masculino, de forma indefinida. La terrible noticia cortó de golpe el progreso de la selección femenina, que unos meses antes había estado a punto de lograr el ascenso desde la división B a la división A y tenía la esperanza de conseguirlo en la siguiente oportunidad, en 2011. Una oportunidad que nunca llegó.
Montenegro, Países Bajos, Eslovenia, Islandia y Suiza fueron los rivales de Irlanda en la división B entre el verano de 2008 y el de 2009. Tras una derrota inicial en Montenegro por 12 puntos, el equipo irlandés lograba dos importantes victorias ante Eslovenia y Suiza que le daban en ese momento una muy buena oportunidad para lograr el ansiado ascenso. Sin embargo, sendas derrotas ante Países Bajos y de nuevo Montenegro, esta vez por tan solo tres puntos en casa, las condenaron a la tercera plaza del grupo con un balance final de seis victorias y cuatro derrotas, insuficiente para salir de la segunda división, aunque pocos meses después ya no importara.
Tras cinco años en la sombra, en 2015 llegaron las buenas noticias para la selección irlandesa, ya que la federación confirmó su presencia en el Campeonato de Europa de las pequeñas naciones que se iba a celebrar en Gibraltar en 2016. En aquel torneo Irlanda terminó primera de grupo en la primera ronda por delante de Moldavia y Gales, tras vencer a ambas selecciones. En semifinales se vio las caras con Andorra, a la que venció de forma contundente por 86-45, logrando el billete para la que sería su cuarta presencia en la final del torneo. Al igual que en las tres anteriores ocasiones (1989,1991 y 1993), Irlanda vio como su rival en la final, Malta en aquella ocasión, se iba a casa con el trofeo. Pero para la selección irlandesa estar allí ya era un triunfo.
Las buenas noticias continuaron en mayo de 2017, cuando se anunció que Irlanda sería el equipo anfitrión de la siguiente edición del torneo, que se acabaría celebrando en Cork del 26 de junio al 1 de julio de 2018. Pese a las expectativas creadas en torno a la selección local, esta no pudo pasar de la sexta posición mientras que eran Dinamarca, Luxemburgo y Malta las que ocupaban el podio.
Al igual que en el resto del mundo, 2020 desencadenó una nueva crisis para la federación irlandesa. Sin embargo la selección femenina regresó a la competición el pasado verano logrando una nueva medalla, de nuevo de plata, en el Campeonato de Europa de las pequeñas naciones, que se celebró en Chipre el pasado mes de julio tras ser aplazado un año debido a la pandemia. Esta vez, Irlanda perdió en la final ante Luxemburgo tras vencer a Malta y Andorra en la fase de grupos y a Kosovo, que se acabaría llevando la medalla de bronce, en semifinales. Sin embargo, 2021 estaba destinado a ser un año importante para el equipo por otro motivo: su regreso a la élite, ya que Irlanda es una de las 38 selecciones que forma parte de la fase de clasificación para el Eurobasket 2023. El sorteo las encuadró en el grupo I junto a Bielorrusia, República Checa y Países Bajos. En las dos primeras jornadas, celebradas el 11 y el 14 de noviembre, la selección irlandesa se ha enfrentado a Países Bajos como visitante y a la República Checa en casa, en un histórico partido celebrado en Dublín. Pese a caer derrotadas en ambos partidos, las sensaciones en el equipo son buenas.
Tras el encuentro del domingo ante las checas, la co-capitana del equipo, Gráinne Dwyer, hacía las siguientes declaraciones:
«Absolutamente hay muchas cosas positivas. Un deficit de 16 puntos ante un equipo que está en el número 22 del ranking (Irlanda se encuentra en el número 60) en Europa. No puedo culparnos. Trabajamos muy duro. Hay pequeñas cosas que podríamos haber hecho mejor durante el partido para acortar la diferencia, pero al final del día, lo cierto es que seguimos luchando hasta el final.
Desafortunadamente teníamos 16 puntos de desventaja al final del primer y del segundo cuarto y esa fue la diferencia al final. Pasó lo mismo en los Países Bajos. Es algo que deberíamos haber aprendido del partido del jueves para el partido de hoy. Pero de nuevo jugamos mucho más en equipo, hicimos las cosas mucho mejor y hemos creado una mejor sintonía desde el jueves hasta esta noche. Realmente ha sido muy positivo, pasa ser honestos, y creo que con un training camp durante el verano y algunos partidos competitivos más, estaremos preparadas para este momento el próximo año»
Gráinne Dwyer es la única superviviente de aquel equipo que compitió en la división B en la campaña 2008-2009. Al igual que prácticamente todas las jugadoras de la selección es amateur por lo que tuvo que cogerse días libres en su trabajo en el AIB Bank para preparar una cita tan importane para el equipo nacional, en la que su experiencia debe ser de gran ayuda para la nueva generación. Pese a que Irlanda ha jugado de forma regular en el Campeonato de Europa para pequeñas naciones desde 2016, jugar la fase de clasificación ante equipos de gran nivel como Países Bajos, República Checa o Bielorrusia, con quien aún debe medirse en dos ocasiones, supone un gran paso para el equipo.
La hermana mayor de Gràinne, Niamh Dwyer, que también fue parte del equipo que jugó aquella última competición en 2009, entrena actualmente al Fr Mathew’s, hablaba poco antes del disputarse las dos primera jornadas:
«No hemos jugado a este nivel desde 2009. Ha pasado demasiado tiempo para los aficionados. Es grandioso estar de vuelta en la élite»
«Tenemos una plantilla de jugadoras jóvenes que han tenido mucho éxito en las categorías de formación, donde han conseguido medallas en el campeonato de Europa»
«Estamos sumergiendo nuestro dedo del pie de nuevo en el agua. ¡De hecho estamos saltando directamente a lo más profundo, para ser honestos!. Pero es magnífico darles la oportunidad a estas chicas desarrollarse aún más, y también tenemos la experiencia de gente como Gràinne -Dwyer- y Edel Thornton.
«Tenemos una buena mezcla de jugadoras y se merecen estar en este nivel».
Tras comprobar su nivel real en la competición durante esta primera ventana, Niamh cree que debe servir como aprendizaje para preparar la estrategia a seguir para el desarrollo del equipo en las siguientes citas, ya en 2022, y la busqueda de objetivos reales para una selección que busca abrirse camino en la élite después de una ausencia que se ha prolongado demasiado.
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Foto: Fiba.basketball